¡A mi niñ@ no le gusta ni la fruta ni la verdura!....¿qué hago?.

¿Cuántas veces hemos escuchado esta frase?.¡Muchas!. En colegios, casales, en la calle, comprando, hablando con algún/a mami o papi....

Y yo te hago una pregunta al respecto: ¿Realmente crees eso?. ¡Vamos a ver qué ocurre en realidad!.

Los niños, entre los 6 y 24 meses aprenden a masticar y a ensalivar alimentos sólidos. Es decir, poco a poco van introduciendo alimentos más allá de la leche materna o de continuidad, hasta que a partir de los 2/3 años ya comen casi igual que un adulto. Y ésta es una época clave en cuanto a que empiezan a adquirir unos buenos hábitos saludables de por vida. 

Hemos de pensar que empiezan a descubrir muchos sabores, texturas, colores, desarrollan sus capacidades psicomotrices, coordinación, masticación...Y aquí entran en juego l@s madres y padres. Son sus referentes más cercanos y de los que empiezan a aprender y a "imitar". 

Por ello, cuando lanzamos este tipo de afirmaciones, os invito a que reflexionemos si es que de verdad a los niños no les gustan las frutas ni verduras o es que realmente no las ven en casa ni en la mesa ni en el plato de sus padres/madres. 


Como decía, a esas edades, empiezan a "imitar" las conductas de sus referentes paternos/maternos, y si en ellos no ven ciertos hábitos, lo más probable es que luego ellos tampoco los tengan. ¿Entonces, con qué derecho/criterio les regañamos o exigimos que se coman un tipo de alimentos que ni siquiera nosotr@s nos queremos comer?.  El dar ejemplo es vital para hacerles pensar y educarles en base a unos hábitos saludables. Así que, empecemos por ver qué es lo que hacemos los adultos a la hora de escoger qué vamos a comer, y luego veamos que hacen los pequeños. ¿Qué podemos hacer al respecto?: 


Es importante que nuestr@s hij@s se sientan partícipes de actividades como hacer la lista de la compra, ir al "súper" con ell@s, cocinar en familia, poner la mesa, comer con ell@s, etc.... Que se vayan familiarizando en relación a la comida de forma natural. Incluso, a la hora de confeccionar los menús semanales. Pero para ello, antes es básico que los adultos tengamos claro cuáles son esos buenos hábitos alimentarios. Por ejemplo, ir a comprar con la lista lo que realmente necesitamos y siempre, alimentos saludables. Si es preciso, incluso al hacer la lista en casa, es un buen momento para reflexionar de forma conjunta a cerca de la posible publicidad que puedan ver en la tele. L@s niñ@s son muy susceptibles a sus reclamos, y nosotr@s hemos de tener las cosas muy claras al respecto. Como he dicho anteriormente, madres y padres son sus referentes. Si luego en el "súper" se compra algún alimento superfluo, dejar claro que es porque hay alguna ocasión especial o similar. Pero no un hábito en nuestro carro de la compra. No se trata de "inculcarles" nada, sino de que ell@s mism@s vayan dándose cuenta de la importancia de saber alimentarse de forma saludable. 


Ya en la mesa, también podemos enseñarles lo importante que es masticar y ensalivar correctamente, para una mejor digestión posterior y para tener una relación amorosa hacia la comida. Y por descontado, dejar a un lado las "clásicas tácticas" de utilizar los alimentos premio-castigo. No debemos hacer esa asociación con nuestr@s pequeñ@s, ya que acabarán entendiendo que: "si me porto bien (es decir, si me como esto o aquello) mamá/papá me premiarán con X". Y viceversa. Con lo que pueden asociar el hecho de comportarse de una determinada manera (causa) al conseguir ese "premio de alimento superfluo"(efecto). No olvidemos que en estas edades es cuando empiezan a aparecer las primeras aversiones alimentarias hacia ciertos alimentos. Por lo que no es buena idea que además, asocien ciertos alimentos como un premio-castigo.


Te hago otra pregunta cuando afirmas la frase de antes: ¿Realmente ninguna fruta ni verdura le gusta a tu hij@?. Esto es importante señalarlo, porque es posible, que alguna fruta o verdura no le pueda gustar. Empiezan como hemos dicho a jugar con los sabores, texturas, colores....pero, ¿ninguna?. ¿Hemos probado de ofrecerles alternativas?. Es decir, quizás no le guste el plátano, pero sí la pera, o sí la manzana, o sí la sandía, o sí las fresas....y así un largo etcétera. Y con las verduras sucede lo mismo. Quizás el brócoli no le guste, pero ¿el calabacín tampoco? ¿y los espárragos? ¿y las ensaladas?.... No digo que sea tu caso, pero a veces nos resulta "cómodo" creer que "a mi niñ@ no le gusta la fruta ni la verdura, y por eso le doy otras cosas" para ir "a lo seguro" con ell@s. Y muchas veces, ese ir "a lo seguro" es sustituir alimentos sanos y necesarios, que de entrada les cuesta más, por lo fácil, rápido y no tan sano. Siento deciros que aquí no colaboramos para nada en forjar buenos hábitos para con la alimentación. 

Otra cosa importante es que hemos de entender, que en esas edades, empiezan a desarrollar la palatabilidad de los alimentos. Es decir, a notar y a valorar sobre todo, sabores como el dulce y el salado. Por tanto, si desde pequeñ@s ya les introducimos alimentos insanos, procesados, etiquetados, etc.....van a crecer aprendiendo que realmente los alimentos "saben así". Es decir, cargados de azúcares y de sal. Algo erróneo, ya que los alimentos reales (de la tierra a la mesa) no tienen esos sabores tan extremos. Y esto es uno de los hábitos más insanos con los que crecen nuestr@s pequeñ@s , y que por lo tanto, será muy difícil que podamos revertir cuando se hagan mayores. Porque habrán crecido entendiendo que los sabores de los alimentos son los de los procesados, que por descontado, ya se encargan las marcas de hacerlos muy pero que muy palatables y apetecibles. Por ello, es tan difícil luego en edades adultas, revertir según qué hábitos y apegos a ciertos sabores/alimentos en muchos casos. Hemos de hacerles comprender que el dulzor de un alimento no está en los azúcares que se le añade, sino en el propio dulzor de ese alimento. Igual sucede con el salado u otros sabores. 

Así mismo, y como apunte final, hay estudios que afirman que cada vez más niñ@s creen que, los alimentos que conocemos de toda la vida en estado natural (de la tierra a la mesa), en sus cabezas no existen esas representaciones, sino paquetes, sobres, etiquetados, envasados.... Es decir, que si les pides que te pinten un tomate, no te dibujan "el tomate" como tú y yo lo conocemos. Sino un bote que "dice ser salsa de tomate" o similar. O que cuando les pides que te dibujen pescado, lo que ellos representan es una lata en conserva. Son pequeños ejemplos de hasta dónde les puede influir lo que verdaderamente ven en casa, escuelas, etc....

¿Sigues pensando que a tu niñ@ no le gusta ninguna fruta ni verdura?. Si quieres, coméntame qué haces tú en estos casos. Te leo!.


Comentarios

  1. Si accedo a la carpeta de alimentos/comidas de mi memoria, sección verduras/frutas primeros recuerdos, siempre tengo el mismo recuerdo: unos cinco años de edad, de colonias veraniegas, un comedor con ventanales al exterior, sentado con los monitores, en las otras mesas los niños grandes con edades comprendidas entre 8 ha 16 años (con migo hicieron una excepción, supongo) uno de estos chicos grandes se tiraba unos eructos tremendos, resonaban en mi cabeza con gran ímpetu, a los allí presentes les hacia una gran gracia…a mí también ¿cómo podían sonar a si de poderosos?, si la memoria no me falla se llamaba o le llamaban Sanjurgo.

    ¿A qué viene la chapa? En dichas colonias fue la primera vez que recuerdo haber comido verduras, judías verdes concretamente, no congeladas, ni almacenadas en cámara, sino recién cogidas del huerto, obviamente tiene que existir una o más ventajas, una causa efecto. Años más tarde, en intentos de hacerme comer acelgas, según mis padres la panacea de las verduras les decía que no me gustaba la hierba, 40 años más tarde el gran Leo Harlem dice que en la lechuga follan los caracoles. !!!Como nos vamos a comer eso¡¡¡. Lo cierto es que gracias a las colonias, a mi madre le di argumentos para hacerme de comer judías verdes.

    Respecto a la fruta, siempre he comido aunque no sea un enamorado de ella, naranjas, mandarinas, plátanos, manzanas, peras, piña y melocotones la cómo sin problemas, fresas y cerezas las he descubierto relativamente hace poco, exquisita, melón y sandía no me gusta, ciruelas ni las he probado. En la actualidad suelo comer tres piezas diarias, según época, con las mandarinas suelo hacer excesos, ¿existe el exceso de mandarinas?, he vivido muchos años con las mandarinas como alimento base. Y las uvas…la uva me gusta destilada y procesada en zumo, fresquita, con gaseosa. Años atrás en cantidades escandalosas, tb con penosos diálogos internos, en la actualidad no entra en mi dieta, aunque algunos dietista aseguran que es beneficioso.

    Cuando he leído el post lo primero que he pensado es nos hablarías de las licuadoras y maneras de enmascarar y/o resaltar verduras con bechamel, (nombre deformado del marqués de Béchameil, coetáneo del rey Sol. Cierto día, habiendo ido a parar el señor marqués, inesperadamente, a la cocina de "Guerbois", una hostería de la butte Saint-Roch, invento dicha salsa). Como no lo has hecho, apuntar que la licuadora puede ser un gran invento para comer/beber fruta. Nunca me sentí mejor que cuando desayunaba una manzana golden, una naranja navelate y una pera conferencia pasada por la licuadora, el único royo era limpiar la licuadora, aunque con creces valía la pena. Acostumbrado a fumar en ayunas, tomar café cargado con un poco de leche, tomarse tal chute de vida, era como desatascar las cañerías y que corriera el agua fresca y cristalina por mi cuerpo, una perfecta manera de comenzar el día. Si lo fue para un adulto, supongo que tb lo será para un niño.

    https://www.youtube.com/watch?v=eC2TGWmto1k

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